El post de hoy es dedicado a DH Lawrence, genial escritor inglés de comienzos de siglo XX que se vió sometido a innumerables censuras. Esta noche es especial, es una noche apasionada, noche donde la sangre se calienta y recorre el cuerpo dejando tras de si vestigios carmesí de pasión y desenfreno. Donde hay pasión hay amor o viceversa. Lawrence era un escritor sincero, sus personajes se entretenían entre sus instintos pasándo de piel a piel de boca a boca intecambiando confundidos sueños y fluidos. Mis libros favoritos de él son: El amante de Lady Chaterley y Mujeres enamoradas.
Leyendo a Lawrence se llega a entender que el órgano sexual más poderoso de todo el cuerpo es el cerebro y que sólo basta imaginar un poco para poder disfrutar de una experiencia de este tipo. El, además nos deleita con un lenguaje que se acerca a lo poético pero sin dejar de lado su lenguaje sin dilaciones, como escribió Isabel Allende: Escribir no es sólo sacar al conejo del sombrero, hay que hacerlo con estilo y elegancia. Este fragmento que cito a continuación pertenece a una de mis partes favoritas de la novela de Lawrence "Mujeres enamoradas".
"Ella siguió con las manos la línea de la espalda y los muslos de él, por su parte posterior, y un fuego viviente la recorrió, desde el hombre, con una fuerza oscura. Era un oscuro flujo de pasión eléctrica que ella liberaba en su compañero y atraía hacia si. Había establecido un rico circuito nuevo, una nueva corriente de energía eléctrica pasional que, liberada de los polos más oscuros del cuerpo, fluia entre ambos en un circuito perfecto. Era un oscuro fuego de electricidad que manaba de él hacia ella y les inundaba a ambos de una paz y satisfacción maravillosas.
- Amor mio - Exclamó levantando el rostro hacia él, sus ojos, su boca entreabiertos por el éxtasis.
- Amor mio - respondió el hombre, acercándose a ella y besándola, besándola sin parar."
viernes, 19 de septiembre de 2008
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1 comentarios:
De verás que tienes razón en algo... Kien diga ke leer no le produce nada o no le gusta, es simplemente xke carece de imaginación. ¡No han sido de los mejores suspiros esos que hacemos al leer algo que, subitamente, entra x nuestros ojos, procesa nuestro cerebro, visualizamos y... sentimos hasta erizarnos la piel! Quién diga no, se pierda la emoción de aquellas cosas que producen mejor sensación entrando por nuetsra mente, que por nuestros sentidos.
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