Como una oración

"Llego el Ángel San Gabriel
a visitar a María
y en saludo traía
un Dios te salve María
Llena eres de gracia
El señor es contigo
Bendita seas entre todas las mujeres
Y bendito sea el fruto de tu vientre
Jesús."

Siempre he pensado que todos los viejos textos poéticos son textos religiosos.
O lo que igual: que todos los textos religiosos son viejos textos poéticos.

Hoy estuve navegando entre el libro de los salmos, cuanta belleza y cuanta poesía, cuanta dulzura se encuentra en esas líneas. Mientras leía los salmos pensaba en mi muerte. No suelo pedirle nada a Dios pues me limito a darle las gracias por cada día que paso, más hoy elevaré esta plegaria en silencio, que espero no suene antipática para quienes lean este blog. En un mundo en donde orar suena ya como de locura fanática o de secta grotesca. No espero impresionar a nadie con estas palabras, pues ellas salen de mi mente vestidas de sencillez y humildad y así quiero que lleguen a tus oídos. Así como a los oídos de quienes las quieran escuchar .

Guía mis manos en esta plegaria señor.
que ellas bajen como agua entre las fuentes de las letras
formando palabras con alabanzas en tu nombre
darte las gracias por seguir vivo en horas prestadas
por dejar paralizado en el espacio la vieja promesa que te hice hace tanto tiempo
disculpa mi arrogancia señor mío

Todo lo que vengo a pedirte esta noche solitaria
es una dulce muerte
que la hora indicada llegue con toda la suavidad
como una caricia sobre mi rostro
que me lleve a tus brazos como se llega al mundo de los sueños
que pueda dejar toda mi vida en orden
y llegue a despedirme de mi amado mundo

Quiero sentir tu mano antes de la hora señalada
no para sentir angustia por el aliento que empieza a fallarme
sino para sonreír al atardecer que siempre intento encerrar en mi memoria
y despedirme de mi cuerpo y del tibio aire que siempre me envuelve

Deja señor que la muerte llegue a mi como un soplo de amante
como una sinfonía primaveral en el otoño de ese día
que haga la hora oportuna un dibujo de sonrisa en mi cara moribunda
y la gente que me rodee en ese momento solo sea llenada de gozo

Permite señor, antes de abandonar este mundo
dejar una huella profunda en mi camino
que el amor que yo he sentido hacia tantas cosas
no se disuelva en los mares del tiempo

En el momento en que yo corra hacia tus brazos
deja una lámpara encendida a mis espaldas
una brisa fresca que seque las lágrimas del que llore
un abrazo al que pueda dejar afligido
reposo al que pueda llegar a perderle
más solo guarda señor, para mi
una dulce muerte silenciosa.