jueves, 29 de noviembre de 2012
Y tu boca
está destinada a cobrar forma cuando se pose sobre mis labios,
pues de beso en beso iré esculpiendo la piel en la que vives.
Te daré el gemido a cambio de cada centímetro de ti que guíe a mis dedos caminantes,
en tu oído guardaré cada una de mis respiraciones fatigadas
del ir y venir de tu cabello azabache.
pues de beso en beso iré esculpiendo la piel en la que vives.
Te daré el gemido a cambio de cada centímetro de ti que guíe a mis dedos caminantes,
en tu oído guardaré cada una de mis respiraciones fatigadas
del ir y venir de tu cabello azabache.
jueves, 22 de noviembre de 2012
El principio de los 100 Sonetos de Amor
"...Señora mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo, bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo, con mucha humildad, hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura sustancia, y así deben llegar a tus oídos. Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí, con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera que sólo se levantaron porque tú les diste la vida."
(Octubre de 1959)
Pablo Neruda
(Octubre de 1959)
Pablo Neruda
viernes, 19 de octubre de 2012
martes, 2 de octubre de 2012
Una fábula persa
Dice una vieja fábula persa, que un día, un caminante halló un trozo de barro tan aromático, que su perfume llenó toda la casa.
-¿Qué eres tú? –le preguntó el caminante al barro-.
¿Eres alguna gema de Samarkanda o algún extraño nardo disfrazado o alguna otra mercancía preciosa?.
–No. No soy más que un trozo de barro –respondió este-.
-¿Entonces, cómo tienes este aroma maravilloso?.
–Amigo, te voy a revelar un secreto: he estado viviendo junto a una rosa.
-¿Qué eres tú? –le preguntó el caminante al barro-.
¿Eres alguna gema de Samarkanda o algún extraño nardo disfrazado o alguna otra mercancía preciosa?.
–No. No soy más que un trozo de barro –respondió este-.
-¿Entonces, cómo tienes este aroma maravilloso?.
–Amigo, te voy a revelar un secreto: he estado viviendo junto a una rosa.
martes, 25 de septiembre de 2012
Sueño compartido
¿Que tal sería el poder entrar en los sueños del otro y ser por fin nosotros mismos?
Hace dos noches soñé que, desnudos, te abrazaba tiernamente hasta que quedaste dormida en mis brazos.
Me quedé contemplándote hasta imaginarte sonreír en sueños. De verdad traté de no dormirme porque sabía lo que pasaría después.
Desperté justo al quedarme dormido
aún busco ese momento perdido entre mis sueños.
Hace dos noches soñé que, desnudos, te abrazaba tiernamente hasta que quedaste dormida en mis brazos.
Me quedé contemplándote hasta imaginarte sonreír en sueños. De verdad traté de no dormirme porque sabía lo que pasaría después.
Desperté justo al quedarme dormido
aún busco ese momento perdido entre mis sueños.
domingo, 5 de agosto de 2012
Las flores de la primavera salen...
como el apasionado dolor del amor no dicho;
y con su aliento, vuelve el recuerdo de mis canciones antiguas.
Mi corazón, de improviso, se ha vestido de hojas verdes de deseo.
No vino mi amor, pero su contacto está en mi cuerpo
y su voz me llega a través de los campos fragantes.
Su mirar está en la triste profundidad del cielo, pero
¿dónde están sus ojos? Sus besos zigzaguean por el aire,
pero sus labios, ¿dónde están?
Rabindranath Tagore
y con su aliento, vuelve el recuerdo de mis canciones antiguas.
Mi corazón, de improviso, se ha vestido de hojas verdes de deseo.
No vino mi amor, pero su contacto está en mi cuerpo
y su voz me llega a través de los campos fragantes.
Su mirar está en la triste profundidad del cielo, pero
¿dónde están sus ojos? Sus besos zigzaguean por el aire,
pero sus labios, ¿dónde están?
Rabindranath Tagore
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