El segundo el de la sangre.
El tercero, largo, del tiempo,
tan largo que dejaron de contarse los años.
El cuarto fue del conocimiento.
En el quinto mundo, el presente, nada tuvo sentido.
Se vivía por vivir y nunca hubo una idea en concreto.
Al final de este mundo tan efímero,
en sus últimos segundos,
todos despertamos.
Recordamos todo lo que habíamos olvidado.
El sueño,
La sangre,
El tiempo,
El conocimiento.
Entonces entendimos que toda está era fue construida de verso en verso.
Antes de dormir para siempre.
Sonreímos ante la única verdad que pudimos tocar:
Que este mundo fue hecho de poesía.