"¿Cómo podemos, pues, hablar tan fríamente y en tal abundancia? Por esto solemos escucharnos unos a otros con tal indiferencia; porque el hábito del demasiado hablar y del demasiado oír embota en nosotros el sentimiento de la santidad de la palabra. Deberíamos hablar mucho menos y sólo por un profundo anhelo de expresión, cuando el espíritu en su plenitud se estremece y las palabras brotan como las flores en primavera. Cuando una rama no puede más con la primavera que lleva dentro, entre la abundancia de las hojas brota una flor como expresión maravillosa. ¿No veis en la quietud de las plantas su admiración por florecer? Así nosotros cuando brota en nuestros labios la palabra verdadera."
Juan Maragall
jueves, 26 de diciembre de 2013
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