Dreams are renewable. No matter what our age or condition, there are still untapped possibilities within us and new beauty waiting to be born.

-Dale Turner-

viernes, 22 de julio de 2011

Número 100: El jardinero

Precisamente en el post anterior a este me fije que ya estaba sobre el número 100. ¿Es algún tipo de número sagrado o algo, de alguna manera, especial? Pues nada, comencé a pensar que tipo de post podría ser este que ahora escribo y fueron muchas las ideas que han pasado por mi mente desde entonces. ¿Pero sabes qué? Prefiero dedicarme por la primera que pasó por mi mente y la más sencilla. Celebraré este primer post a manera de una renovación de votos, un homenaje, una elegía, un poema.

-¿A veces no te pasa que extrañas tanto a alguien que te duele?-

Hoy de repente me has hecho tanta falta...

Pero he decidido recordarte, el día de hoy donde, más o menos a esta hora me despedí de ti por última vez.

Y te recuerdo con el primer poema que escribí en este blog, de R. Tagore: El jardinero: Número 1.


- ¡Apiadate de mi, Reina mia!
- Pero ¿De dónde sales ahora, cuando ya todos han partido?
- Por eso; porque mi hora es la última de todas. Vengo a preguntaros qué os queda que mandar a vuestro último esclavo.
- ¿Qué quieres que te diga tan tarde?
- Pues hacedme jardinero de vuestro jardín.
- ¡Jardinero de mi jardín!... ¿Estás loco?
- No... abandonaré todo lo demás. Dejaré las espadas y lanzas. ¡Y no me mandéis a cortes lejanas, ni me pidáis nuevas conquistas! ¡No quiero ser otra cosa que jardinero de vuestro jardín!
- Y ¿qué vas a hacer?
- Os serviré en vuestros días de ocio. Mantendré verde la hierba del sendero por donde vas cada mañana, y mis flores os colmarán de bendiciones. Os meceré en un columpio que haré para vos en el saptaparna, y la luna crepuscular besará vuestra falta entre las hojas. Cambiaré el aceite perfumado de la lámpara de vuestra alcoba. Adornaré vuestra tarima con azafrán y sándalo...
- ¿Y qué querras por recompensa?
- Que me dejeis entre mis manos vuestras manitas perfumadas y enlazar vuestras muñecas con cadenas de flores; que me dejéis pintar vuestros pies con sangre de ashoca y quitaros el polvo con mis besos...
-... Desde hoy eres el jardinero de mi jardín.