Tú que lees estos versos que escribí hace cien años oye:
No puedo ofrecerte una sola flor de todo el tesoro de la primavera
Ni toda la luz de estas nubes de oro
Pero abre tu ventana; y mira, y coge
entre la flor de tu jardín,
el recuerdo oloroso de las flores
que hace cien años murieron.
¡Y ojalá puedas sentir en la alegría de tu corazón
la alegría viva que esta mañana de abril te mando,
a través de cien años
Cantando dichosa!
R. Tagore
martes, 6 de abril de 2010
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