Soñaste ese día con la playa de agua fantástica, no lo describirás hoy no tienes tiempo, no lo describiras hoy no editaras el texto, las comas y los puntos quedan sobre el mar de la playa fantastica libres y sin nadie que los sujete que hable rapido sobre tu mente como los sueños de esa noches como los sueños que has tenido durante tanto tiempo y revuelves sobre el mar de la memoria pero al salir quedan disueltos en el viento-era de arenas blancas- que los lleva lejos lejos de tu alcance y tu pensamiento se hace tan fragil que se escapan las comas los puntos y ahora los acentos-el mar era tan azul, tan azul, y los barcos danzaban sobre él como bailarinas jubilosas- nada no tienes nada y el tiempo se diluye el texto se te derrama de la mente como se te derramo esta mañana el jugo de naranja entre los dedos y aunque la mayoria de esta divagacion no tenga ni un acento ni una coma o un punto- ¿Como puedes volver a esas aguas tan viscosas y transparentes? ¿Como es posible que ese mar que es la cosa mas terrorífica que haz visto en vida sea las más hermosa y la más atrayente?- toda tu mente entra en caos cuandopiensasenellayahorahastatusmismospensamientosempiezanaperderseytuadesesperarte-¡Calma! Calma, calma- Debo encontrar el mar y el hotel de esos sueños y burlar a los sueños que murieron que siempre me dicen que no tengo tiempo-No lo tienes solo vive intensamente, y escribe con el alma- Debo dejar de divagar y comenzar a escribir.
No me queda tiempo.
sábado, 30 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
miércoles, 20 de enero de 2010
Recuerdos del Hombre que Calculaba
- Es admirable –balbuceó a mi lado, el gramático Doreid.
- Sí -asentí-. La Matemática es admirable.
- ¡Qué Matemática ni que nada! –protestó mi poco oportuno vecino-. No vine aquí para oír esa historia inacabable de números y guarismos. Eso no me interesa. Califiqué de admirable la voz de Telassim.
Y como quedase asombrado delante de aquella ruda franqueza, él añadió:
- Siempre pensé que al permanecer en esta sala, durante la clase, pudiese ver el rostro de la joven. Dicen que es hermosa como la cuarta luna de Ramadán.
Y se levantó canturreando bajito:
“Si no tienes ganas de llenar tu cántaro, si prefieres dejarlo flotando en el agua, ven, ven a sentar tu pureza en mi lago.
La ladera está verde, y las flores de mi campo son tantas que no pueden contarse. Se te irán tus pensamientos por tus ojos negros, como pájaros que vuelan de sus nidos, y tu velo se te caerá a tus pies.
Ven, ven a mi lago, si no tienes ganas de llenar tu cántaro.
Si, harta de tus otros juegos, quieres jugar con el agua, ven, ven a mi lago.
Deja tu manto azul en la orilla, que el agua azul te esconderá. Y las olas se pondrán de puntillas por besar tu cuello y suspirar en los oídos.
Ven, ven a mi lago, si quieres jugar con el agua.
Si te has vuelto loca y quieres morir, ven, ven a mi lago.
Mi lago es frío y no tiene fondo; oscuro como un sueño sin sueños. Allá abajo, noches y días son iguales, y toda canción es silencio.
Ven, ven a mi lago, si te has vuelto loca y quieres morir.” *
Dejamos con melancolía y quieta la sala llena de luz.
Noté que Beremís no tenía más en el dedo el anillo que había ganado en la posada el día de nuestra llegada. ¿Había perdido su joya predilecta?
La esclava circasiana miraba vigilante, como si temiese el sortilegio de algún “djin” invisible.
*Poema del "jardinero" de Rabindranath Tagore
- Sí -asentí-. La Matemática es admirable.
- ¡Qué Matemática ni que nada! –protestó mi poco oportuno vecino-. No vine aquí para oír esa historia inacabable de números y guarismos. Eso no me interesa. Califiqué de admirable la voz de Telassim.
Y como quedase asombrado delante de aquella ruda franqueza, él añadió:
- Siempre pensé que al permanecer en esta sala, durante la clase, pudiese ver el rostro de la joven. Dicen que es hermosa como la cuarta luna de Ramadán.
Y se levantó canturreando bajito:
“Si no tienes ganas de llenar tu cántaro, si prefieres dejarlo flotando en el agua, ven, ven a sentar tu pureza en mi lago.
La ladera está verde, y las flores de mi campo son tantas que no pueden contarse. Se te irán tus pensamientos por tus ojos negros, como pájaros que vuelan de sus nidos, y tu velo se te caerá a tus pies.
Ven, ven a mi lago, si no tienes ganas de llenar tu cántaro.
Si, harta de tus otros juegos, quieres jugar con el agua, ven, ven a mi lago.
Deja tu manto azul en la orilla, que el agua azul te esconderá. Y las olas se pondrán de puntillas por besar tu cuello y suspirar en los oídos.
Ven, ven a mi lago, si quieres jugar con el agua.
Si te has vuelto loca y quieres morir, ven, ven a mi lago.
Mi lago es frío y no tiene fondo; oscuro como un sueño sin sueños. Allá abajo, noches y días son iguales, y toda canción es silencio.
Ven, ven a mi lago, si te has vuelto loca y quieres morir.” *
Dejamos con melancolía y quieta la sala llena de luz.
Noté que Beremís no tenía más en el dedo el anillo que había ganado en la posada el día de nuestra llegada. ¿Había perdido su joya predilecta?
La esclava circasiana miraba vigilante, como si temiese el sortilegio de algún “djin” invisible.
*Poema del "jardinero" de Rabindranath Tagore
jueves, 14 de enero de 2010
En el jardín del eterno silencio
Este post debi escribirlo el 30 de diciembre pero por alguna u otra razón lo hare hoy.
Fui a dejar unas flores al cementerio y había un ambiente tan... especial, dificilmente de describir.
Casi todas las tumbas, estaban decoradas con muchas flores de las más variadas y de lo más coloridas.
Alli estaban; una señora bajo un paraguas en silenciosa oración, dos mujeres viéndose la una a la otra sentadas al lado de algún pariente, tres niños jugando entre las flores.
Vi caballos de madera en tumbas de bebés, juguetes que giran con el viento.
Fotografías, más flores. Un frío pero dulce aire invernal que traía hacia mi todos los aromas del jardín. Y por último...
El ramo de Lirios que deje en la tuya antes de despedirme de ti y el jardín del eterno silencio.
La señora del sombrero.
Las mujeres que se miraban.
Los tres niños que corrian alegres entre las tumbas.
Fui a dejar unas flores al cementerio y había un ambiente tan... especial, dificilmente de describir.
Casi todas las tumbas, estaban decoradas con muchas flores de las más variadas y de lo más coloridas.
Alli estaban; una señora bajo un paraguas en silenciosa oración, dos mujeres viéndose la una a la otra sentadas al lado de algún pariente, tres niños jugando entre las flores.
Vi caballos de madera en tumbas de bebés, juguetes que giran con el viento.
Fotografías, más flores. Un frío pero dulce aire invernal que traía hacia mi todos los aromas del jardín. Y por último...
El ramo de Lirios que deje en la tuya antes de despedirme de ti y el jardín del eterno silencio.
La señora del sombrero.
Las mujeres que se miraban.
Los tres niños que corrian alegres entre las tumbas.
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